Descrito como el “nuevo tabaco”, el azúcar se ha convertido en el enemigo número uno de las dietas occidentales.

Ya en 2012, la Asamblea Mundial de las Naciones Unidas abogó por un objetivo de salud para 2025: reducir las muertes evitables por enfermedades no transmisibles en un 25%. Dichas enfermedades incluyen la enfermedad cardiovascular, la diabetes y el cáncer – que matan un estimado de 34 millones de dólares cada año. La ONU identificó el alcohol, el tabaco y la mala alimentación son factores de riesgo clave. Hasta ahora, las dos primeras han sido regulados por los gobiernos para proteger la salud pública – a pesar de la mala alimentación es responsable de más enfermedades que el alcohol, el tabaquismo y la inactividad combinada. Tomando nota de que la dieta debe ser nuestra primera prioridad, el siguiente paso es identificar qué componente en particular, debe ser dirigido. Una abrumadora cantidad de pruebas han apuntado a uno de los culpables, sobre todos los demás … ¡el azúcar!. A diferencia de la grasa, el azúcar refinado no ofrece ningún valor nutricional. El azúcar se agrega a la mayoría de los alimentos procesados, sin embargo la mayoría de los consumidores no son conscientes de lo mucho que se agrega. Quizás aún más preocupante es el hecho de que las cantidades diarias de referencia para el azúcar en el Reino Unido y Europa no se han actualizado desde 2003 y todavía decir que podemos consumir 22 cucharaditas de las cosas dulces todos los días. Recientemente, la Organización Mundial de la Salud ha advertido que añade azúcar debe constituir no más del 5% de la energía, lo que limita a los hombres a ocho cucharaditas al día y las mujeres seis cucharaditas al día. Es importante señalar que estas directrices podrían incluir azúcares procedentes de fuentes tales como jugo de frutas y miel. La industria parece seguir estando tristemente en la negación. El director de la reglamentación a la Food and Drink Federation, Barbara Gallani, ya ha hecho una declaración de la resistencia, negando que el azúcar tiene un papel en la obesidad a pesar de una multitud de estudios de lo contrario. Tales declaraciones han recordado los activistas de la industria del tabaco, y la larga lucha de 50 años desde que el primer estudio científico hizo un vínculo entre fumar y el cáncer de pulmón a la regulación gubernamental. Con esto en mente, es fácil ver donde se han hecho las comparaciones entre el azúcar y el tabaco. Al igual que un cigarrillo no te va a matar, una cucharadita de azúcar tendrá poco efecto. El problema se produce con el tiempo cuando un hábito de toda la vida puede resultar fatal.